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Piensa y responde rápido: ¿cuándo fue la última vez que te pasaste la lengua por los labios? Lo más probable es que haya sido hace poco, sobre todo si están agrietados. Sin embargo, este hábito en apariencia inofensivo puede llegar a perjudicar los labios si ya están secos.
Llamado queilitis en la jerga médica, el agrietamiento de los labios puede ser agudo o crónico, y afectar tanto al inferior como al superior o solo a uno... pero, de cualquier manera, a veces es decididamente doloroso. Hay muchas causas posibles, pero la adopción de una rutina de cuidado adecuada puede revitalizar hasta los labios más resecos.
Si bien es importante mantener hidratadas todas las zonas de la piel para que su salud sea óptima, la de los labios es particularmente propensa a perder humedad. Esto se debe a que la piel de los labios es más fina y no tiene glándulas sebáceas, por lo que es más sensible que la piel de otras partes del cuerpo.
Sin embargo, hay otros factores que pueden contribuir a la resequedad:
La mejor manera de proteger los labios secos es evitar que se agrieten con una buena rutina de cuidado.
Entre la baja humedad, las bajas temperaturas y la resequedad que causa la calefacción de interiores, los meses fríos del otoño y el invierno pueden afectar bastante tus labios. Para evitar que los labios se agrieten en el invierno, es posible que debas adaptar tu rutina de cuidado habitual: lo que te resulta eficaz en verano puede no serlo en los meses invernales.
Cuando comience a bajar la temperatura, empieza a aplicarte un bálsamo labial humectante todos los días. Esto te permitirá retener la humedad y formará una capa extra de protección contra el aire frío y los vientos fuertes. Llévalo contigo vayas adonde vayas. Cubrirte el rostro con una bufanda u otro tipo de accesorio también te ayudará a proteger los labios de los factores climáticos.
También puedes aumentar la humedad del aire de los ambientes con un humidificador, sobre todo en invierno, época en que los calefactores despiden calor seco. Por último, no olvides hidratarte por dentro: además de aplicar tu rutina de cuidado de la piel, bebe abundante agua durante todo el día para mantener los labios humectados y tersos en cualquier clima.