Las tendencias en el cuidado de la piel van y vienen a lo largo de los años, y una de las que está recibiendo mucha atención en estos momentos es el
En Internet se habla maravillas de este método, ¿eso significa que deberías probarlo? ¿Qué es el slugging? A continuación, lo analizamos en detalle.
¿Qué es el slugging?
El slugging consiste en aplicar un agente oclusivo (como vaselina o aceite de bebé) sobre los demás productos de cuidado de la piel que utilizas para sellarlos, explica la Dra. Friedler. Y, tal como pensabas, se llama así porque cuando aplicas el agente oclusivo sobre la piel, el residuo brillante imita el rastro de una babosa.
El slugging tiene dos ventajas principales. En primer lugar, hidrata la piel. Ayuda a reparar el estrato córneo (también conocido como las capas externas de la barrera de la piel) para ayudar a retener la humedad. En segundo lugar, también puede ayudar a que los ingredientes activos sean más eficaces, ya que la capa oclusiva los mantiene en la piel y ayuda a que penetren más profundamente.
¿El slugging es bueno o malo para tu piel?
Al igual que cualquier otro método de cuidado de la piel, tiene sus pros y sus contras, y no es apropiado para todo el mundo.
En primer lugar, los pros: dado que ayuda a humectar la piel, la Dra. Frielder lo recomienda para pieles secas y normales, especialmente durante los meses más fríos.
¿El único gran contra? Si se aplica con demasiada frecuencia o en pieles propensas al acné, puede provocar brotes u otros problemas en la piel, como infecciones o foliculitis, explica Friedler. "La piel no respira tan bien cuando la cubres con un agente oclusivo", agrega. "Si se va a aplicar un producto oclusivo, hay que hacerlo sobre una piel limpia y sin acné. Si hay impurezas (como bacterias o suciedad) en la piel, se introducirán más profundamente".
Friedler también advierte contra el uso de productos oclusivos en pieles grasas, ya que pueden dejar la piel demasiado saturada.
¿Cómo se hace el slugging?
Al igual que con cualquier régimen de cuidado de la piel, empieza con una piel fresca y limpia. Remueve todo el maquillaje, la suciedad y la grasa del día con una toallita húmeda como las Compostable Makeup Remover Cleansing Wipes de Neutrogena®, y luego con el Gentle Hydrating Cleanser de Neutrogena® para asegurarte de que estás trabajando sobre una piel limpia.
Como el slugging puede ayudar a potenciar la eficacia de otros productos, benefíciate del poder de los sueros como el Hydro Boost Hyaluronic Acid Serum de Neutrogena®. La Dra. Friedler sugiere utilizar un suero que contenga un ingrediente activo como el ácido hialurónico o la vitamina C. "Si te pones algún tipo de ingrediente activo que pueda ser irritante, vas a obtener una mayor potencia de cualquier producto que te pongas debajo (del producto oclusivo)", explica. "Por lo que podría no ser tan ideal si estás usando una medicina activa". Luego de colocar los productos activos, aplica una crema hidratante ligera para que el producto oclusivo no deje la piel muy sobrecargada.
A continuación, el paso más importante. Aplica el producto oclusivo, como vaselina o incluso una crema facial muy espesa. Si al principio se siente incómodo, la Dra. Friedler dice que no hay que preocuparse: "cuando aplicas este método, estás capturando toda esa hidratación usando algo muy espeso".
Si esta técnica no es lo tuyo, pero aun así quieres aprovechar los beneficios de la tendencia, el humectante facial para piel seca con ácido hialurónico Hydro Boost Water Gel Face Moisturizer with Hyaluronic Acid for Dry Skinde de Neutrogena® es una gran opción gracias al ácido hialurónico que hidrata y rellena la piel. Solo aplica el humectante antes de acostarte y deja que haga su magia.
¿Con qué frecuencia debes aplicar este método?
No hay una regla fija. Depende de tu tipo de piel: si tu piel no es ni muy seca ni muy grasa, puede que solo lo hagas una o dos veces al mes; por otro lado, las personas con piel seca pueden hacerlo varios días seguidos hasta que la piel se sienta humectada, y las que tienen piel grasa puede que solo lo hagan de vez en cuando.
Al principio, inténtalo una vez a la semana y comprueba cómo responde tu piel. Si lo haces con regularidad y tienes brotes de acné, considera la posibilidad de reducir la frecuencia. Encontrar la rutina apropiada es solo cuestión de escuchar a tu piel.
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