¿Cuál es mi tipo de piel? Cómo crear una rutina de cuidado de la piel personalizada

A veces pasa que tu mejor amiga o tu videobloguera favorita se entusiasman con determinado producto para el cuidado de la piel. Así que decides probarlo... y es una auténtica decepción. ¿Cómo puede ser?

Es que tu piel es única. Que un producto le sirva a otra persona no garantiza que a ti te dé los mismos resultados. Basar tu rutina de cuidados en tus necesidades particulares te permitirá sacar el mayor provecho, pero este proceso comienza con una pregunta engañosamente sencilla: ¿cuál es mi tipo de piel?

Para crear una rutina que te ayude a mantener tu piel radiante deberás pasar, inevitablemente, por una etapa de prueba y error. Sin embargo, si ya probaste diversos productos y solo lograste que tu piel se irrite, muestre signos visibles de brotes o tenga un aspecto poco saludable, es hora de que la examines más detenidamente para definir su tipo.

Te contamos cómo identificar tu tipo de piel y elegir los productos más adecuados para él.

Todos los tipos de piel pueden sufrir resequedad. Independientemente de cuál sea el tuyo, es posible que sientas que tu piel se va poniendo cada vez más seca con los años. Pero hay una diferencia: quienes tienen otros tipos de piel la sienten seca ocasionalmente por cambios estacionales, baja humedad o el efecto de ciertos productos, mientras que aquellos que tienen piel seca conviven con ella todo el tiempo.

Si estuviste acumulando humectantes sin resultado, fíjate cuáles son los ingredientes de los productos que componen tu rutina. Evita los que tengan ingredientes secantes o formulaciones agresivas que le quiten grasa a la piel, ya que corres el riesgo de que se te reseque aun más.

Lo mejor es que pruebes formulaciones destinadas a piel sensible y seca, como una leche limpiadora hecha con aceites humectantes, que te dejará la piel limpia y con una sensación suave y placentera.

Este tipo de piel tiende a tener un aspecto brillante y más brotes que la piel seca. Tanto el clima como la genética, la edad y la dieta pueden aumentar el porcentaje de grasa de cualquier tipo de piel, pero a los tipos de piel grasa les cuesta más mantener un tono mate. 

Un error frecuente entre quienes tienen piel grasa es que intentan quitarle sus aceites naturales. Como respuesta, la piel aumenta la producción de grasa y el resultado es una piel más grasa y mayores posibilidades de que se generen brotes.

Hasta la piel grasa necesita una humectación adecuada. La clave es el equilibrio: un limpiador facial compuesto por una arcilla que absorbe la grasa e ingredientes  ligeramente hidratantes eliminará las impurezas, el maquillaje y los residuos de productos sin dejarla desprotegida.

Tratar este tipo de piel puede llegar a ser más complejo, ya que es una combinación de zonas secas y grasas. Por lo general, la piel mixta es grasa en la llamada "zona T" (la frente, la nariz y el mentón) y más seca en las mejillas.

Prueba diferentes productos para el cuidado de la piel en distintas áreas del rostro, como una crema humectante más cremosa en las mejillas y un humectante de consistencia más liviana en la zona T. Además, el cuidado de la piel mixta debe comenzar con un limpiador nutritivo que te permita exfoliarla pero te deje una sensación placentera. Para acondicionarla adecuadamente, busca productos cuyas formulaciones tengan un pH equilibrado.

Es difícil darle a tu piel lo que necesita si no comprendes bien qué es. Si te conoces bien y conoces bien tu piel, podrás crear la rutina ideal para ti y estarás a un paso de tener una piel más equilibrada.